2026: Un tablero geopolítico difuso

Alejandro Narváez Liceras(*)

Como cada año, la revista británica The Economist ha publicado su conocido informe The World Ahead 2026, en el que identifica 10 grandes tendencias que definirán el curso global del próximo año. La revista advierte que el mundo enfrentará un entorno más volátil, marcado por un reordenamiento estratégico de las grandes potencias, tensiones persistentes en la economía mundial y un avance acelerado de la tecnología que transformará mercados laborales y estructuras productivas.  Sin embargo, más allá del tono prospectivo de la revista, analizamos en este articulo los riesgos y limitaciones reales a los que se enfrentara el mundo en el 2026. Veamos:

2026: Estados Unidos celebrará 250 años de independencia

Celebrar 250 años de historia debería ser un hito histórico y una gran ocasión de unidad nacional. Sin embargo, The Economist anticipa algo muy diferente. Señala que hay narrativas radicalmente opuestas sobre el pasado, el presente y el futuro de los Estados Unidos. Tanto demócratas como republicanos tienen su propia versión al respecto. Mientras tanto, la crisis política y social interna se polariza, en lugar de sanar viejas heridas. ¿Cuál prevalecerá? La pregunta es pertinente.

La deriva geopolítica del mundo actual

Se vislumbra la guerra fría 2.0 con bloques liderados por EE.UU. y China o mundo multipolar, es decir, un reparto de espacios de influencia al estilo de otros tiempos entre Washington, Pekín y Moscú. La revista advierte que el 2026 puede ser un año mucho más caótico e impredecible. Por otro lado, otros países emergentes puede que no encajen en esa triada, entre ellos (India, Brasil, Sudáfrica, Turquía, Arabia Saudí, etc.). Las instituciones creadas en Bretton Woods 1944 (BM, FMI,) controladas por Occidente, están siendo desplazadas por otras como el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD). El resultado puede ser un mundo más fragmentado donde cada país compita para sobrevivir. El mundo está navegando sin conductor, las Naciones Unidas no funciona y estamos ante un tablero geopolítico difuso.

Guerra o paz en el mundo

En el 2026 no sabemos si el mundo vivirá en guerra o en paz. The Economist pronostica ambas a la vez. La frágil tregua en Oriente Medio, no abemos cuánto durará, sin embargo, varios conflictos seguirán activos (la guerra en Ucrania tal vez continúe, posible conflicto bélico en el caribe, las luchas civiles en Sudan, etc.) y seguirán poniendo en constante tensión a las grandes potencias militares.  Habrá tensiones crecientes en zonas insospechadas como el ártico. Estaremos ante una nueva normalidad bélica global y tensión permanente incitada por los guerreristas para beneficio de la industria militar norteamericana y europea.

La Unión Europea (UE) en declive

La UE tiene muchos frentes abiertos, por tanto, el viejo conteniente hará malabares con varios frentes a la vez. Por un lado, aumentar el presupuesto de defensa para defenderse de la supuesta amena rusa y por otro el distanciamiento con EE.UU.  Las finanzas públicas maltrechas, un déficit público en torno al 7% en promedio, la deuda creciente reflejada en que la mayoría de sus miembros supera el 100% de su PBI, así como la caída de su peso en el PBI mundial del 25% en el 2000 al 15% actual, son consecuencias de las políticas económicas erradas de los últimos años.

La oportunidad de China

El gigante asiático se presenta como el nuevo jefe de la fiesta.  El vacío que deja Occidente será cubierto por los chinos. La revista señala que el 2026 será una oportunidad estratégica para China.  China se presenta ante el Sur Global como campeona de la inversión, en línea con la nueva ruta de la seda que se inició en el 2013. Mientras Washington va por el mundo regañando a sus aliados, China va tejiendo relaciones de beneficio mutuo ofreciendo tecnología, inversiones, becas para estudiantes extranjeros, exenciones de visa, etc. Por supuesto, en China no todo es color de rosa: la amenaza de la deflación, el desempleo juvenil, una deuda pública en aumento y una población que se encoje, son sus principales desafíos internos.

Deuda mundial impagable y riesgo de crisis

La deuda publica global total alcanzó un máximo histórico de aproximadamente 324.3 billones de dólares en el primer trimestre de 2025 (330% del PBI mundial), un aumento de 7.5 billones de dólares desde finales de 2024. Se espera que esa deuda continúe creciendo. El Instituto Internacional de Finanzas (IIF) proyecta un aumento de más de 5 billones de dólares en 2025, con EE. UU., Japón, China, India, Francia, a la cabeza. La deuda de 59 países representa el 80% de su PBI (FMI, 2025.). La deuda pública podría ser una causante de severa crisis en 2026 debido a un “pico” en los vencimientos de dichas deudas, en un entorno de crecimiento global débil, tasas de interés altas y una mayor vulnerabilidad de los mercados emergentes, lo que afectará el crecimiento y las inversiones.

La fiebre de la IA

La inteligencia artificial (IA) ha sido la protagonista indiscutible del 2025 y lo seguirá siendo en el 2026. Según la revista está provocando un gasto desbocado en infraestructura, enormes inversiones en centros de datos y chips especializados, entre los que destacan los GPU (unidad de procesamiento gráfico) de Nvidia. Por otro lado, la euforia por la IA y las acciones de las 7 magnificas (Nvidia, Microsoft, Tesla, Amazon, Apple, Meta, Google) pueden estar gestando una burbuja financiera similar a las puntocom de fines de los 90.  Actuadamente, estos 7 gigantes concentran el 36% del índice S&P 500, mientras otras empresas languidecen. Tal vez el próximo año veamos los primeros   batacazos de empresas, por promesas   de IA no cumplidas.

Conclusiones

Las tendencias del 2026 revelan un mundo inmerso en transformaciones profundas: reacomodo geopolítico, tensiones macroeconómicas, aceleración tecnológica, transición energética conflictiva y fragmentación social creciente. Sin embargo, es de reconocer que la clave no está únicamente en identificar tendencias, es también importante comprender sus interacciones y consecuencias. La economía global del 2026 no será simplemente más volátil, sino también más desigual.

La pregunta de fondo es: ¿están los países preparados para navegar este nuevo año o seguirán respondiendo con políticas reactivas que solo prolongan los desequilibrios que intentan corregir? El 2026 será, sin duda, un año que pondrá a prueba la solidez de las instituciones, la calidad del liderazgo político y la capacidad de adaptación de las economías a un entorno que cambia más rápido de lo que muchos gobiernos están dispuestos a reconocer (L:221125).

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(*) Es actualmente, Profesor Principal de Economía Financiera en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y director del Instituto Internacional de Economía y Empresas.

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