PETROPERU: ¿Es realmente una rempresa inviable?

Alejandro Narváez Liceras (*)

Las declaraciones de algunos miembros del Ejecutivo y la narrativa de analistas difundida en distintos medios locales, señalando que “Petroperú es una empresa inviable” y que “todos estamos pagando los altos sueldos de sus empleados”, han reactivado un viejo debate público. Estas afirmaciones, además de contundentes, tienen un efecto perverso y operativo: plantean la inviabilidad de la empresa estatal como premisa para retirar del mercado. Pero cuando se confrontan con los datos objetivos financieros y operativos de Petroperú, dichas narrativas se diluyen y no resisten un análisis serio. Este artículo lo hace, examinando los hechos relevantes para construir una respuesta informada y contrastada.

¿Inviabilidad automática o condición crítica?

El término “inviable” implica que la empresa no puede sostenerse, carece de expectativas de recuperación y que su continuidad es inviable sin liquidación o privatización. Sin embargo, una lectura más completa y objetiva de los datos reportados por la propia empresa a los organismos supervisores y a la Junta General de Accionistas, permite desmentir esta conclusión:

  1. a) Mejoría de la pérdida neta

La mejora relativa de la pérdida de 2024 frente a 2023, es una reducción de 24 % (2023: —US$ 1 022 millones y 2024:  US$ 774 millones). Esto no equivale a rentabilidad, pero muestra que no se trata de un deterioro incesante, sino, un punto de inflexión gracias a las medidas tomadas por la administración de Narváez en noviembre del año pasado. Para 2025 se proyecta un EBITDA positivo conservador de 5 millones de dólares (2024: -296 MM de dólares). Esta cifra supone un cambio de tendencia en su historia reciente, lo que permite avizorar una ruta de recuperación. Esto no significa que la crisis esté superada, pero muestra que hay una tendencia de estabilización en sus indicadores operativos clave.

  1. b) Auditoría con dictamen limpio

La empresa obtuvo un dictamen sin salvedades de la firma auditora PricewaterhouseCoopers (PwC) para los estados financieros 2024. Si bien este hecho no confirma la viabilidad plena de Petroperú, pero sí reduce el nivel de riesgo de “inviabilidad técnica “y la confiabilidad de la información que ofrece Petroperú a la opinión pública.

  1. c) Activos estratégicos de largo plazo

Aunque gran parte del debate enfatiza las pérdidas, omitir el valor de los activos estratégicos como la moderna refinería de Talara cuya vida útil económica se estima entre 60 y 70 años y considerada entre las siete más modernas del mundo, el Oleoducto Norperuano, etc. lleva a un sesgo. Estos activos no sólo tienen valor contable, sino también estratégico para la seguridad energética del país, lo que extiende horizontes de viabilidad.

  1. d) Rentabilidad de los Bonos de Petroperú al alza

Según reportes de Bloomberg, los bonos en dólares de Petroperú entregaron un retorno cercano al 14 % desde julio 2025, ubicándose como uno de los mejores resultados entre los emisores corporativos de mercados emergentes.  Este comportamiento ocurre en un contexto donde los mercados le habían asignado anteriormente una prima de riesgo elevada por la combinación de pérdidas, deuda elevada y falta de visibilidad operativa de la empresa estatal.

¿Qué significa esto?  Que los mercados están anticipando mejoras en la empresa: mejor gobernanza interna, proyectos de explotación en lote 192, lote 64, optimización de la refinería de Talara, mejora sensible de sus indicadores de eficiencia (El EBITDA positivo alcanzado en 2025, es indiscutible) lo cual genera una percepción de que la trayectoria está girando hacia mejor. También es verdad que la confianza se basa en expectativas, lo que falta es consolidar resultados. Tarea de la actual administración. Implicaciones para Petroperú: reduce su costo de financiamiento para futuras emisiones, mejora su reputación crediticia y abre puertas para renegociar su deuda. Para el país, puede interpretarse como una mejora en la credibilidad del sector público energético.

  1. e) Moody’s: Petroperú perspectiva estable.

En marzo de 2025, Moody’s otorgó a Petroperú una calificación de B3 con perspectiva estable. La agencia de calificación de riesgos resaltó la importancia estratégica de la empresa en el mercado energético peruano y proyectó una mejora en sus indicadores financieros, principalmente por la reincorporación de la refinería de Talara y la optimización de su producción y la nueva gobernanza en curso. Si bien el repunte es genuino, Moody’s también advierte que la empresa enfrenta desafíos, como los altos niveles de apalancamiento financiero debido la construcción de su nueva refinería, retos de liquidez, como otras empresas del sector.

Motivaciones detrás de la narrativa de empresa inviable

Se pueden identificar al menos tres motivaciones:

  1. Presión fiscal y urgencia de reforma: al calificarla como inviable, se genera un sentido de urgencia para una intervención o reforma profunda lo que facilita decisiones políticas o normativas drásticas.
  2. Agenda de reducción del rol estatal: reforzar la idea de una empresa estatal inviable puede facilitar la privatización, o al menos la redefinición de alcance del Estado en hidrocarburos.
  3. Responsabilidad política y simbólica: la remoción del directivo de la empresa, seguida de declaraciones públicas, marca una nueva etapa de rendición de cuentas, en la cual se busca transferir la carga de la crisis hacia la empresa y alejarla del gobierno actual.

Estas motivaciones no invalidan la necesidad de cambio en Petroperú, pero sí invitan a que el debate se sustente en datos objetivos y en políticas de largo plazo, no sólo en titulares alarmistas sin fundamento que afecta el riesgo país, la reputación de la empresa y de sus directivos.

El rol que cumple Petroperú no lo reemplaza el mercado

Decir que el mercado reemplazará a Petroperú es un graso error técnico y político peligroso. El Estado necesita tener presencia operativa en sectores estratégicos. Petroperú cumple funciones que ninguna empresa privada tiene incentivo para cumplir:

  • Garantiza el abastecimiento en regiones alejadas sin rentabilidad privada.
  • Actúa como instrumento de política pública ante crisis de precios.
  • Mantiene capacidades de refinación nacional que garantizan soberanía energética.
  • Genera empleo directo e indirecto, y millonarios ingresos fiscales al tesoro público.

La privatización no garantiza eficiencia: ejemplos regionales como ENAP (Chile) o Ecopetrol (Colombia) operan con éxito bajo gestión pública. Lo que se requiere no es privatizar, sino profesionalizar su gestión.

¿Y si Petroperú no existiera?

Eliminar a Petroperú del tablero energético nacional tendría efectos contraproducentes y costos incalculables:

  • Mayor dependencia del mercado externo, en un contexto global volátil y geopolíticamente incierto.
  • Desaparición de competencia pública, con consecuencias directas en la económica de millones de peruanos.
  • Pérdida de soberanía energética, al dejar la totalidad del control del abastecimiento a actores privados.

En resumen, los costos económicos, sociales y estratégicos serían y superiores a cualquier déficit transitorio que enfrente la empresa.

Apunte final

Decir que Petroperú es inviable es una afirmación falas cargada de intereses de ciertos actores. No hay diagnóstico técnico neutral que sostenga tal argumento sin considerar el contexto macroeconómico, el rol del Estado, la evolución de los mercados energéticos ni los factores estructurales que afectan a cualquier empresa del sector. Lo que sí resulta inviable es seguir con el mismo discurso sin examinar las verdaderas motivaciones de quienes sostienen esa narrativa. Petroperú es una empresa estratégica no por decreto, sino por su capacidad de cumplir funciones que van más allá de la rentabilidad privada.

Hoy, con una nueva etapa de gobernanza, transparencia y eficiencia operativa, la empresa puede convertirse nuevamente en motor del desarrollo nacional y garante de la seguridad energética. (26102025)

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(*) Es Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid, Profesor Principal de Economía Financiera en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, profesor Asociado de la PUCP y Expresidente de Petroperú.

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